miércoles, 29 de julio de 2009

El santo Cura de Ars, mi santo preferido

Por Padre Angel Palacios

Jesucristo nos ha dicho: “Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos” (Mt 28,20). El cumplimiento de esta promesa se hace realidad a través de los sacramentos y de otras acciones divinas. Es así como Jesucristo, gracias a la providencia de Dios Padre, ha instituido a hombres para ejercer el ministerio sacerdotal con el fin de que su presencia santificante acompañe a la humanidad hacia el camino de la eterna felicidad.

Con gran razón, Su Santidad Benedicto XVI ha inaugurado el año sacerdotal en el día del Sagrado Corazón de Jesús, poniendo de relieve la figura del santo cura de Ars, San Juan María Vianney, patrono de los párrocos y que al final de este año será promovido a patrono de todos los sacerdotes.

Por ello, se hace importante conocer quién era el santo cura de Ars. El hijo de Matthieu Vianney y Marie Beluze, nació en Dardilly - Francia, el 8 de mayo de 1786 y ese mismo día recibió el santo bautismo, siendo el cuarto hijo de ocho hermanos. Su infancia se desarrolló en los campos de cultivo propiedad de la familia y su vida piadosa se debió a la gran influencia cristiana recibida de sus padres. Asistió a la escuela de su pueblo, pero el trabajo era de mucha exigencia laboral. En este ambiente del campo es donde descubre su vocación. Se decía: “Si soy sacerdote, entonces podría ganar muchas almas para Dios”. Será con el padre Balley con quien iniciara su discernimiento vocacional y, a la vez, su formación. El santo era de poca capacidad intelectual, empero era poseedor de un gran juicio incluso se decía a sí mismo que “no podía guardar nada en su mala cabeza”. Tuvo que participar en el ejército, pese a que estaba exento debido a su condición de seminarista. Algún tiempo después, desertará de éste y adoptará el nombre de Jerome Vincent. Trascurrido esto, se decretará una amnistía a todos los desertores, la cual le permitirá culminar con sus estudios y entender la acción de la Divina Providencia y la asistencia de la Virgen María.

En 1813, ingresará al Seminario Mayor de Lyons; y, su poco conocimiento del latín le hará vivir los momentos más dolorosos para su formación como pensar en algún tiempo retirarse de ésta. Sin embargo, el padre Balley le ayudará en sus estudios que le fueron dados en privado. A pesar de su poca acentuación en lo intelectual y no habiendo pasado el examen previo de la ordenación fue ayudado discretamente y fue aprobado. El 13 de agosto de 1815 fue ordenado sacerdote para luego ser enviado al pueblo de Ars, donde santificara a todos sus habitantes con su ejemplo, así como, con su testimonio ministerial. Era, además, un hombre de grandes penitencias por las cuales descubrió que el ayuno era un buen medio para luchar contra el demonio. En un principio, su trabajo consistió en conocer a sus fieles en los que encontró a muy pocos piadosos y, a la gran mayoría, mundanos. Tuvo una cierta preferencia por los niños, a quienes agrupaba y les enseñaba el catecismo para que pudieran realizar su Primera Comunión. En sus homilías era enérgico y claro, pero con el penitente demostraba el tierno y gran amor de Dios.

El pueblo de Ars poco a poco con la presencia de este santo sacerdote empezó a crecer en la fe, promoviendo que las familias acudieran a la Santa Misa y, otros tantos, al sacramento de la Penitencia. Su labor se fue convirtiendo en un trabajo más arduo debido a la exigencia de su comunidad y de otras vecinas que iban a buscarlo por que descubrían en él a u8n santo de Dios. El Señor Jesús le entregará algunos dones movidos por la gracia como el de conocer la conciencia de los penitentes antes de que estos se confesaran y dedicaba 14 horas diarias a la confesión además en algunas ocasiones dialogaba con la Virgen María. Pese a las innumerables tareas que realizaba también tuvo que liar con las asechanzas del Demonio quien lo tentaba e incluso le causaba golpes para perturbarlo, pero su gran confianza en Dios lo mantuvo a salvo de caer en el mal. Cada vez que se le aparecía, él decía: “El demonio me ha molestado mucho esta noche, añadía; mañana acudirá mucha gente…El vellaco es muy torpe: él mismo me anuncia la llegada de grandes pecadores…Está rabioso; ¡Tanto mejor!.
El trabajo era infatigable pero se notaba la mano de Dios en este hombre que se entregaba de entero a su feligresía, pues cuanto más era tentado, más aun era caritativo.
San Juan María Vianney obtuvo de la Providencia Divina milagros que le permitieron continuar con sus obras de dar alimento a los huérfanos, de realizar limosnas con los pobres, conocer el pasado como ya se dijo y el futuro para aconsejar a sus penitentes y curó a muchos enfermos.

Toda esta vida al servicio del Reino de Dios hizo de este gran hombre admirable y un signo de santificación y testimonio de amor a Dios y a los hombres como bien nos lo ha pedido nuestro Señor Jesucristo. El Cura de Ars pasa a la eternidad el 4 de agosto de 1859. Fue canonizado por su Santidad Pio XI en 1925 quien lo proclamó Patrono de los párrocos y Pastores de almas.

1 comentario:

Jaime Guerrero dijo...

La pastoral juvenil de la parroquia Santuario Arquidiocésano de la Divina Misericordia ubicada en Surco,es un grupo de juveniles que buscan la integración de fe buscando unión desde nosotros los jóvenes para los demás que no se encuentran actualmente asistiendo a estas resplandecientes y esperadas reuniones sabatinas que te llenan de un vigor aptamente plausible para todos, por la búsqueda de jóvenes dispuestos a crecer en cristo mostrando el amor que nos dejó el en la tierra hacía los demás, también siendo reflejada por nosotros,así nace esta web dandote un menú determinable de lo que quieres encontrar,estando en publicación EN CRISTO VIVO una nueva sección Mi santo preferido,respectivamente cautivamos los sentidos de todos mostrando lo que le gusta al fiel,cautivado y tomado por el amor de Jesús.